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Foto del escritorFISIO Zaragoza

LESIÓN DEL LIGAMENTO CRUZADO ANTERIOR

Actualizado: 16 feb 2022

"Se me fue la rodilla, noté un crujido y desde entonces tengo sensación de falta de estabilidad"

Si eres deportista y te sientes identificado con estas palabras quizá hayas sufrido un esguince de rodilla del Ligamento Cruzado Anterior (LCA). Y es que la rodilla es una de las articulaciones de más implicación y de mayor exigencia en el deporte y por ello está sometida a un gran número de fuerzas de torsión, compresión, tracción y cizallamiento. En consecuencia, necesita un refuerzo muscular equilibrado que le aporta el componente muscular y una gran estabilidad que la sustenta a través del sistema ligamentario. Como por ejemplo el LCA.


Pero, ¿qué es el ligamento cruzado anterior y para qué sirve?

El Ligamento Cruzado Anterior (LCA) se encuentra en el interior de la rodilla y une fémur con tibia. Esto lo hace conjuntamente con los Ligamentos Colaterales y el Ligamento Cruzado Posterior, entre otras estructuras. El LCA posee dos funciones principales, una como estabilizador pasivo evitando el deslizamiento anterior de la tibia, la hiperextensión, el varo-valgo de rodilla y la rotación. La otra función es la de estabilizador activo que le aportan los componentes neurológicos (órganos de Ruffini, corpúsculos de Paccini y terminaciones nerviosas libres) que se encuentran en el ligamento y que nos da información del grado de tensión en el propio ligamento.


¿Quién suele sufrir la lesión de los ligamentos de rodilla?


La lesión de LCA es más frecuente en deportes de equipo (fútbol, baloncesto, balonmano, hockey) en los que se suceden de forma constante aceleraciones, frenadas, cambios de dirección, saltos y aterrizajes. Se trata de una de las lesiones más incapacitantes y con mayor tiempo de recuperación. En el deporte femenino tiene una mayor incidencia por las particularidades anatómicas de este género. En los últimos años la ciencia está investigando la mayor incidencia de esta lesión en deportistas jóvenes. Un estudio prospectivo en pacientes pediátricos describe como la mayoría de re-rupturas de LCA (77,8%) se dan antes de cumplir los 20 años.


Aunque puede darse el caso de rotura por fuerte traumatismo, en la mayoría de los casos el mecanismo lesional sucede por un fenómeno sin contacto, es decir, el deportista realiza un gesto en el cual combina fuerzas de flexo-extensión y torsión en las cuales el ligamento puede desgarrarse o romperse de forma completa. Lo más común suele darse al realizar una rotación femoral con la tibia fijada en el suelo y una torsión del tronco de forma simultánea. Otro modo de lesionarse sucede al realizar una hiperextensión de rodilla cuando el deportista aterriza de un salto.


¿Por qué me he roto el ligamento cruzado anterior?


Debido a la mayor exigencia en el deporte (número de horas de entrenamiento, mejora de los tiempos, largos periodos competitivos, cargas de entrenamiento…) se somete a un mayor estrés tanto al deportista como a las estructuras articulares.


La lesión de LCA está asociada a unos factores de riesgo que pueden ser ajenos al deportista como el tipo de calzado, la superficie del terreno de juego o las condiciones medioambientales.


Existen otros factores asociados al deportista:

- Edad: es importante analizar los factores de riesgo en la fase puberal debido tanto a los cambios anatómicos como hormonales que pueden generar una laxitud del ligamento

y que a su vez pueden provocar mayor inestabilidad articular.

- Sexo: en la fase preovulatoria se ha comprobado cómo puede disminuir la fuerza tensil del LCA en las mujeres.

- Biomecánica de estructuras articulares: valgo e hiperextensión de rodilla, pie pronado asociado a una rotación externa de la tibia.

- Composición corporal.

- Déficit de fuerza: como debilidad de glúteo medio, rotadores externos de cadera o falta de coactivación entre musculatura isquiosural y cuádriceps.

- Falta de coordinación.


En cuanto a los factores neuromusculares, la fatiga genera un cambio en la estrategia de control motor de la rodilla, provocando una mayor activación de la musculatura del cuádriceps con respecto a la isquiotibial. La falta de activación en la musculatura del tronco genera movimientos laterales incrementando las cargas en la rodilla.

El déficit de movilidad de tobillo se asocia también a lesiones de LCA, al provocarse un valgo dinámico de rodilla ocasionando que la tibia realice una rotación interna, exponiendo al ligamento a una mayor tensión. Por lo tanto es crucial conocer el mecanismo de lesión y los factores de riesgo asociados para individualizar un plan de prevención.



¿Y cómo puedo saber yo si los tengo rotos?


Cuando experimentamos una lesión de LCA suelen darse varios signos y síntomas que nos pueden hacer sospechar de esta lesión: un chasquido audible, dolor agudo en el momento en el que se produce la lesión, inflamación e inestabilidad de rodilla.

Lo recomendable es que un profesional sanitario valore la integridad y competencia del ligamento que nos confirmará la existencia de la lesión. Para ello disponemos de varios test ortopédicos que se realizan en el momento de desencadenarse la lesión. Pero la prueba que nos va a aportar la evidencia de si el ligamento se encuentra roto parcial o totalmente es una resonancia magnética.






¿Cómo se previene una lesión de ligamentos?


Es importante realizar un programa de prevención individualizado, recogiendo todos los datos y mediciones posibles que puedan desencadenar esta lesión en el deportista. Estos programas han demostrado un descenso considerable de incidencia lesional. Aunque nunca vamos a poder controlar todos los factores susceptibles de provocar un daño en el tejido, sí será recomendable minimizarlos.


Un profesional experimentado, en el caso de los deportes citados, te evaluará mediante una serie de tests de valoración para objetivar el riesgo de lesión. Aquí citamos algunos de ellos:


- Ankle Dorsiflexion

- Star Excursion Balance Test (SEBT)

- Landing Error Scoring System (LESS)

- Test de Fuerza

- Test de Asimetrías



¿Es imprescindible operar un ligamento cruzado anterior?


Bajo nuestro criterio basado en la experiencia con cientos de pacientes, el tratamiento quirúrgico es la primera elección si el deportista es de alto nivel o su deporte genera un estrés importante en la rodilla. Existen dos técnicas quirúrgicas principales: plastia con tendón de semitendinoso y plastia con tendón rotuliano. Actualmente se están utilizando plastias del tendón del cuádriceps, parece que con muy buenos resultados.

Otra alternativa es extraer la plastia de un banco de tejidos. El cirujano será el que aconseje al deportista la opción más recomendable en su caso.


¿Hay que hacer rehabilitación tras la operación del LCA?


Con carácter posterior a la cirugía es imprescindible iniciar un tratamiento rehabilitador dividido en varias fases y siempre pautado por un fisioterapeuta especializado.

En la primera fase prestaremos atención al control de la inflamación, lograr un rango óptimo de movilidad, extensión completa precoz y progresiva flexión y evitar la generación de tejido adhesivo. Se inician las primeras actuaciones con ejercicios de fuerza con electroestimulación para ir progresando de una forma más activa. La hidroterapia nos ayuda por su efecto de presión hidrostática a controlar la inflamación y el medio exento de gravedad a realizar los primeros apoyos. El trabajo en esta fase sobre la cicatriz es importante para evitar adherencias sobre los planos adyacentes.

En una segunda fase y de manera individualizada, irán aumentando la progresión de las cargas y nivel de exigencia de los ejercicios pasando a ejercitar la rodilla con autocargas sin sobrepeso, plataformas deslizantes y equilibrio.

En la tercera fase, de forma alternativa se combina la Rehabilitación con una Readaptación Genérica, se inician los primeros desplazamientos, técnica de carrera y saltos. El trabajo de Core se plantea en esta fase más dinámico.


El tratamiento continúa con una fase de Readaptación Especializada a su deporte concreto, donde una valoración funcional y un adecuado control de la rodilla serán los objetivos para que el deportista vuelva con garantías a competir. Las cargas en esta fase son las propias del deporte para incorporarse posteriormente a la dinámica del grupo. En las ocasiones en las que, tras el tratamiento rehabilitador el deportista inicia de nuevo sus entrenamientos sin tener la rodilla readaptada al nivel de exigencia que permite su deporte, los estudios manifiestan que aumenta significativamente el porcentaje de Re-lesión.


En los últimos años se está dando importancia a una Fase 0, anterior al momento de la cirugía, denominada como Prehabilitación. Consiste en un periodo estimado de unas 5 semanas (Eitzen 2010, Shaarani 2013) en las que se trabajan las capacidades funcionales de la rodilla hasta unos niveles similares al momento de la lesión. Los objetivos son: ausencia de derrame articular, completa extensión, menos de un 20% de asimetría respecto a la fuerza con la extremidad contralateral y un adecuada deambulación de la marcha.



¿Y si no me quiero operar la rodilla?


La ciencia mantiene un debate respecto a si es necesario operar la lesión de LCA o no. Como hemos descrito anteriormente, si el deportista piensa mantener su nivel de exigencia física, no se contempla otra alternativa. Ahora bien, si el sujeto es una persona que no realiza actividad física de alta intensidad y puede desempeñar sus funciones con normalidad, puede plantearse la opción del tratamiento conservador, siempre que exista una rodilla estable, con unos niveles de fuerza adecuados y suficiente control motor. En una rotura parcial de LCA el tratamiento conservador podría ser una opción interesante, siempre atendiendo a las demandas a las que esté sometido el propio ligamento.


No obstante debes saber que

se ha asociado la inestabilidad por rotura de LCA a una prematura aparición de Artrosis de rodilla (OA). La evidencia detalla que no hay diferencias significativas en pacientes operados respecto a no operados en el desarrollo de una OA de rodilla (Frobell 2013, Lie 2019) por cirugía de LCA.


El traumatólogo conjuntamente con el fisioterapeuta serán los que puedan asesorar respecto a la técnica más apropiada. (En nuestro centro contamos con un equipo de fisioterapeutas y traumatólogos que te ayudarán en el proceso si lo necesitas...haz click para más información).



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AUTOR: VÍCTOR PARRA

ESPECIALISTA EN READAPTACIÓN Y FISIOTERAPIA DEPORTIVA

VÍCTOR PARRA. Fisioterapeuta y Readaptador Deportivo
VÍCTOR PARRA. Fisioterapeuta y Readaptador Deportivo


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